Como os comenté en el anterior post empecé a correr de
casualidad por una amiga y seguí corriendo por otra, hoy en día agradezco esa
casualidad y a esas amigas por meterme en este mundo y darle un toque
chispeante a mi vida sedentaria.
Siempre intento enganchar a la gente que conozco para que
entren en mi secta running, y que comprendan porqué me levanto los domingos
temprano para hacer una tirada larga, sacrifico las pocas horas libres de sofá
y tele o me gasto la mayoría del presupuesto en ropa deportiva en vez de en
tacones y bolsos, y es que quiero que sientan el poder que te da calzarte unas
zapatillas y salir a correr.
Yo soy una corredora mediocre, soy lenta, soy trotera y me esfuerzo en ser
mejor pero cuando la genética no te ayuda os aseguro que cuesta un triunfo. Me
sobran unos kilos, odio hacer series, soy madre de una niña de 7 años,
trabajadora por cuenta propia (autónoma que no es lo mismo que empresaria) pero
a pesar de todos estos handicaps “soy runner”
¿habéis visto el video? Me parto.
Y es que correr me ha traído muchas cosas buenas y no solo
en el aspecto físico y saludable, sino en el social, he conocido a gente
maravillosa que te hace sentir que puedes y que jamás te miran por encima del
hombro más bien todo lo contrario, te ayudan a dar cada paso, te sacan una
sonrisa, te animan, te abrazan, te dan consejos y te hacen sentir que eres una
máquina aunque corras como un caracol.
Este deporte hace que te conozcas, te pone frente al espejo
en muchas ocasiones y no siempre muestra el reflejo que quisieras ver, porque
aunque seamos runners también somos humanos, jajaja. Yo soy una persona
exigente conmigo misma y de las que se creen que pueden con todo pero ay amigo
cuando corres… eso es bien distinto, como dice mi amiga Aurora, mi cabeza me
hace corto, y es que hay que aprender a sufrir y es lo que más me cuesta
entrenar, más que las fuerza o la técnica, lo que más me cuesta entrenar es la
mente, la capacidad de sufrimiento. Ahora sí os digo que cuando te has dicho
mil veces que no puedes y al finalmente lo logras, la satisfacción es enorme,
¡un pedazo de subidón!
Y es por todo esto y por muchas cosas más que intentaré
postear poco a poco, que algunas mamás del cole de mi hija me conocen como la
Gurú del running, convenciéndolas de lo bien que me siento física y
mentalmente, contando mis experiencias, poniendo los dientes largos con los
viajes en la que la excusa es correr, motivándolas y es que yo no soy egoísta y
quiero que sientan es su propia piel la sensación de poder que da este deporte.
Os aconsejo los libros de Cristina Mitre: Mujeres que corren y Correr es vivir a tope de power. He
podido estar en alguna de las quedadas con fin solidario que organiza y su alegría e historia os terminará de convencer, para más
info: http://mujeres-que-corren.com/
Así que este post va dedicado a aquellas amigas que me
hicieron caso y se compraron unas zapas de running y a las que siguen aguantando
mis charletas: sé que algún día conseguiré que salgan a rodar.